Estos avances se enmarcan en la línea de investigación llevada a cabo en el centro tecnológico para desarrollar materiales y tecnologías para la economía circular, entre ellos, tintas biobasadas que contribuyan a la biodegradabilidad o compostabilidad del envase
Las tintas de impresión suelen contener pigmentos y otros constituyentes basados en recursos fósiles, mientras que los constituyentes y pigmentos de las tintas desarrolladas en el marco de BIOSURFINK 2022 proceden de materias primas renovables. A este respecto, el jefe del proyecto y Responsable de la Unidad de Aditivos, Tecnologías de impresión y Superficies Funcionales de ITENE, Jesús Palenzuela, ha explicado que, al ser biobasadas, “no presentan un precio ligado al del petróleo y son menos perjudiciales para el medioambiente”.
En concreto, el investigador ha indicado que “se han obtenido tintas de base bio-solvente magentas y amarillas para impresión sostenible de envases por flexografía y huecograbado, que complementan las de color azul y negro logradas en el proyecto BIOSURFINK, que fue financiado por el mismo departamento autonómico y al que da continuidad BIOSURFINK 2022”.
Posteriormente, se ha realizado una prueba de impresión a escala industrial en diferentes sustratos plásticos (PET, OPP, PE blanco y film de celulosa) en las instalaciones de Industria Gráfica Vidal, con la que ITENE ha colaborado en este proyecto. Como resultado se ha verificado la compatibilidad de impresión de las tintas obtenidas.
Asimismo, se ha formulado una tinta en base agua de color magenta que se ha validado a escala laboratorio para su impresión por flexografía y huecograbado.
Para llevar a cabo el escalado y la prueba de impresión a escala industrial sobre sustratos celulósicos, concretamente sobre cartón, se ha colaborado con la empresa ARTENVAS.
Por otra parte, se ha formulado una tinta negra en base solvente también biobasada para impresión por inkjet. En este caso, se han estudiado la evaporación de los disolventes empleados en el desarrollo para evitar el secado de la tinta en los cabezales de impresión y también el tamaño de partícula para evitar la obstrucción de estos y garantizar la estabilidad de las tintas.
Estos desarrollos se han logrado en el proyecto BIOSURFINK 2022, ejecutado entre enero y diciembre de este año y financiado por la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Generalitat Valenciana.